La duración importa

08.06.2020

Este artículo no pretende crear afirmaciones globales, puesto que como en todo, hay excepciones que no cumplen la regla. Aún así, en mi pequeña investigación de duraciones de banda sonora, he podido ver algunas generalizaciones, pero no sin antes compararlos con sus otros círculos.

Antes de llegar a "cuanto debe durar una música", quiero hablar un poco sobre un tipo que creo que condiciona mucho a su audición, pues es algo visual, acompañado de música de fondo, e incluso de diálogo; podríamos decir que es el predecesor del cine: La ópera.

Como en todo tema, hay diferentes ramas, como el Bel Canto, Barroca, Bufa... pero no quiero meterme en esa estética (no con ello digo que no sean importantes.... pero creo que es demasiado teórico y especializado en la historia de la música, algo que creo que de momento, no concierne a este blog). 

Mientras que en la música instrumental, sobrepasar los 20 minutos se consideraba "excesivo", de ahí que Beethoven consiguiera fama en este ámbito, en la ópera, ya en 1600, empezó siendo de una duración de 2 horas. Vamos, como si estuviéramos en el cine, pero en directo. 

Durante el transcurso de la historia, esta duración no cambiaría; todo sea dicho, casi se les pagaba por compás escrito o por proyecto, dependiendo para qué noble estuvieran trabajando (recordar que ser músico era un oficio de muy pocos para muy pocos, pues estaban a merced de su mecenas). 

Entre las óperas más tardías a su composición, voy a mencionar unas cuentas, por cultura general, como Eurídice (1600), 2 horas; Acis et Galateé (1686), 1,45 horas; Eros y Narciso (1779), 1,5 horas... Y otros más. Habrán varios otros, pero solo mencionaré algunos que superaron esta generalización, relacionado también con la época: Guillaume Tell (1823) 2,5 horas y Parsifal (1882) 4 horas.  Llegados a este punto de duración, muchos teatros decidían dividir la obra en varios días para no saturar al público, aunque hoy día pocos lo hacen y simplemente dejan uno o dos descansos durante la obra. Para ser más claros, Parsifal es una obra parte de una saga de 15 horas de ópera, llamada El anillo del Nibelungo.

Pasando a la sección de la ópera a la del cine, veréis que pocos llegan a la duración de una hora de Banda Sonora a pesar de ser un largometraje. Mientras encontraba la información, cada vez veía más curiosidades sobre ello, y es que no podía dejar de recopilar datos y datos. Aún así, he intentado mantener la compostura y sólo centrarme en aquellas películas que fueron memorables o incluso aquellas bandas sonoras que marcaron un hito en la historia.

Empezamos con el primero de los primeros, El canto de Jazz, de 1927, con sólo una duración de 12 minutos de música. Seguimos con Lo que el viento se llevó, de 1939, finales de la 2º guerra mundial, con una duración de 4 horas nada más y nada menos que de película y sólo 44 minutos de banda sonora, una diferencia interesante.

Otro de los grandes memorables, Casablanca, 1942, con una BSO de 30 minutos, para sólo recordar esa gran cita: tócala otra vez, Sam. Una película un poco olvidada, pero recomendada en muchas páginas, es El crepúsculo de los Dioses de 1959, rozando la hora de música. Siguiendo con los clásicos, Cantando bajo la lluvia de 1952, vuelve a reducirse el tiempo a 41 minutos. 

Década de los 60, comienzo de una nueva era en la historia de la composición de audiovisuales, con Psicosis (1960) y su hora de música digno de recordar; La pantera Rosa con el gran Henri Mancini en 1963 y con apenas 30 minutos de música; y Hasta que llegó su hora (1968), rebasando la hora de música.

Como podéis ver, algunas bandas sonoras llegan a duraciones un poco fuera de lo común, pero ello no significa que todos los posteriores sigan esta corriente, a pesar de ser totalmente históricos. En los 70 y 80 encontramos  El padrino (1972) mismo año que Pong, con 44 minutos de música para sus 3 horas de largometraje; Tiburón (1975) con apenas 34 minutos, y dos años más tarde, Taxi Driver y Star Wars IV, ambos sobrepasando la hora de música. 

A partir de este momento, la música tendría otro papel en el cine, puesto que dejaba de ser algo incidental y comenzar a provocar momentos únicos en la vida de aquellos que fueron al cine, junto con el desarrollo de sistemas de sonido mucho más sofisticados, como los Stereo, Dolby o sonidos de efectos especiales creados digitalmente.

Llegamos a la parte de videojuegos, tanto de consolas como de ordenador. Al ser una tecnología mucho más tardía, la mayor capacidad de almacenamiento de los discos y cartuchos era ya una realidad, por lo que los compositores podían permitirse crear mucha más cantidad de música para los juegos a los que servían. 

Aunque a principio de los 90 los juegos apenas tuvieran 30 minutos de banda sonora, como en el caso de Super Mario World, Diablo o Dr Mario, sí hubo alguno que lo superó, como Secret Monkey Island y sus 43 minutos. No sólo este, sino también lo logró a mediados de siglo el primer juego de la saga Soul Calibur con nada menos que 1 hora de música. A partir de aquí, los videojuegos retoman el evento histórico de las bandas sonoras de los audiovisuales, comenzando a tener un trasfondo y convirtiéndose en un icono del juego. 

Buscando aquellas bandas sonoras más largas de la historia, podemos encontrar Nier: Automata (6 horas), Octopath Traveler (4 horas), Final Fantasy IX (4,45 horas), Final Fantasy XII (6 horas), Animal Crossing New Horizons (5 horas), u Horizon Zero Dawn (4 horas). 

Es verdad que muchos de los videojuegos que han tenido más música dentro del juego son aquellos que ofrecen muchas más horas de partida que otros; bien por misiones secundarias, mapas abiertos. Con esto no quiero decir que cuanto más largo sea el juego, mejor será, pero sí que es cierto que cuando una historia es larga y tiene que ser contada desde varios puntos de vista, o incluso, se deben conocer las historias de otros personajes, incluyendo al villano, si lo hay, la música nos ayuda a adentrarnos más en la historia, en esa jugabilidad y experiencia en primera persona. 

Mientras que la música en el cine enfatiza los sentimientos de los propios personajes o nos crea tensión por alguna batalla, en los videojuegos se va más allá; hay diferentes tipos de música dentro del juego, pues son repetitivas (muchas de ellas), algunas son icónicas como la de Sephiroth, o incluso simplemente introductorias, como Kingdom Hearts y su Dearly Beloved, entre otros. 

En conclusión, la duración de la música puede variar entre corta, lo justo, y demasiado, aunque este último no se haya realizado en muchas ocasiones. Si han habido compositores de cine que han llegado a "llenar" una película de 4 horas con apenas 44 minutos de música, debería ser posible en los juegos de larga duración; pero no es así. El cine no juega con el factor "música loop", por mucho que se hiciera en Requiem for a Dream, no deben rellenar momentos de exploración o de batalla, puesto que no somos nosotros quienes controlamos la situación. En los videojuegos juegan con la posibilidad de que el jugador le de al pause y la música siga sonando; el objetivo de agradar el oido solo con el menu de inicio, de provocar sentimientos hacia un personaje, momento cúlmen, casi como se hizo en la batalla de Darth Maul y Qui-Gon-Jinn

En el juego, es el propio jugador quien decide cuánto dedicar de su tiempo a conocer las habilidades, enemigos, monstruos... mientras que en el cine, la duración es fija. No hay minutos extra, salvo las escenas eliminadas. Todo sea dicho, una película interactiva, como hizo Black Mirror sería lo más cercano a un videojuego, pero esa era de juegos de apenas 10 horas solo aparecen en contadas ocasiones (son un nicho aparte, otro estilo que, sinceramente, no controlo tanto). 

Y vosotros, ¿qué creéis? 




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